
Después
de buscar muchos modelos de traje, llegué a la conclusión de que los
diseñadores de neoprenos son unos mantas. Yo nunca he sido un “fashion”, pero
me resulta muy aburrido ver solamente neoprenos negros o grises con alguna
franja azul o roja. El día que hice la prueba de orientación del Open Water,
Luis llevaba un traje que me llamó mucho la atención. Se lo comenté a Bea, y
esa fue la primera de varias veces que le chafo un regalo de cumpleaños. El
problema surge cuando vamos a buscarlo y nos enteramos de que Ralf Tech, famosa
por sus agresivos diseños, ha dejado de fabricar trajes y sólo hace relojes.
Cuando Bea se había dado por vencida fui capaz de localizar una tienda con
stock, así que pedido al canto.
Por
fin llega el traje, me lo pruebo y…., mierda, excesivamente pequeño. Un traje
húmedo tiene que ser muy ajustado para que el
agua no fluya entre el traje y la piel. El calor corporal calienta esa
agua y ralentiza el enfriamiento cuando la temperatura exterior es baja. En mi
caso, la espalda quedaba tan tirante que la parte lumbar de la estaba
completamente separada del cuerpo. Según la tabla de tallas yo estaba a caballo
entre la L y la XL, pero la L me ha parecido forzar demasiado. Tras contactar
con el proveedor hemos decidido cambiarlo por una XL, espero no arrepentirme.
El
traje en si parece excepcional. Muy elástico y con unos dobles manguitos en
tobillos y muñecas que reducen la circulación del agua. El traje no lleva
capucha, lo cual para mi es una ventaja. Muchos otros buceadores pueden
preferir capucha integrada, pero yo soy bastante caluroso y prefiero tener la
opción de llevarla o no. En los codos y rodillas presenta refuerzos de kevlar
que alargan la vida útil del traje.
Creo
que ha sido una buena compra, pero lo mejor ha sido el precio…, regalo de Bea.
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