martes, 13 de agosto de 2013

Inmersión #7: Buceo profundo en la meseta, mi primer pedo de nitrógeno


Además de navegación, la inmersión profunda es la segunda inmersión obligatoria del curso avanzado. Existen dos factores principales que limitan las inmersiones profundas:

El primero es el nitrógeno acumulado en los tejidos que puede provocar enfermedad descompresiva. A mayor profundidad, la densidad del aire es mayor y por lo tanto aumenta el número de moléculas de nitrógeno en cada respiración. Esto reduce drásticamente el tiempo de no descompresión. Sobrepasar el tiempo de no descompresión o un ascenso rápido puede provocar que el cuerpo no elimine correctamente el nitrógeno y se formen burbujas en los tejidos, especialmente en los tejidos grasos. Debido a esto, la parada de seguridad se hace obligatoria. La práctica general es colgar una botella con dos reguladores a 5m para tener oxígeno de emergencia.

El segundo factor es la narcosis de nitrógeno. La narcosis de nitrógeno es una alteración reversible del estado de la conciencia que provoca euforia, falsa sensación de seguridad, desorientación, pérdida de objetividad e incapacidad de actuar normalmente. La narcosis en sí misma no es peligrosa ya que ascendiendo a menor profundidad los efectos desaparecen. El peligro existe debido a los posibles accidentes o errores que el buceador puede cometer.

Otros factores secundarios son la poca visibilidad, el mayor consumo y el frío. Es obvio que a mayor profundidad llega menor luz de la superficie. La alta presión de la profundidad aumenta la densidad del aire reduciendo su volumen, haciendo que cada respiración agote la botella más rápidamente. El frío no solo es mayor porque el agua profunda esté a menor temperatura y por las termoclinas. A mayor profundidad, la presión es tan alta que comprime el neopreno y las burbujas de nitrógeno que contiene el tejido haciendo que su aislamiento sea menor.

Respecto a la inmersión, es sábado 10 de agosto y en Hondarribia hay regatas de traineras. Primera sorpresa cuando el aparcamiento del puerto está cerrado y reservado para los regatistas.

Bea me acompaña y prepara su equipo mientras yo hago el repaso de conocimientos con Aitor, nuestro instructor. También están Bosco, Patxi y otros compañeros. Nuestro destino será la meseta, una zona rocosa con pequeñas lajas y agujeros donde se pueden encontrar congrios, estrellas, nudibranquios y pulpos.

Saliendo con el barco nos cruzamos con una pequeña fueraborda de las traineras que entra en el puerto a toda hostia, muy por encima de los 3 nudos permitidos. Aitor les dice educadamente en euskera que tengan cuidado y vayan más despacio. Nos cruzamos con una segunda que viene igual de rápido. El hostiómetro de Aitor y Gabi se dispara y entonces me doy cuenta de que pasa lo de siempre: que cuando hay dinero de por medio la gente se cree dueña de la barraca.

Durante el trayecto hacia la meseta, Aitor nos hace el briefing de la inmersión. Realizamos una prueba en superficie y luego la repetiremos a profundidad. La prueba consiste en escribir en una pizarra de 99 hacia abajo en una pizarra durante 60 segundos. Yo llego hasta 43. También nos explica que la meseta antes se llamaba 15 pinos porque en la laja de la costa había 15 pinos que más tarde talaron.

Somos 5 aspirantes a avanzado junto con Aitor y Bea. Aitor asigna las parejas y a mí me pone con ella. Bajamos hasta una roca a los 20 m donde Aitor comprueba que todos estamos bien. De allí saltamos hasta los 34m donde haremos la prueba. Una vez abajo noto como el regulador no va tan fino como siempre. Le cuesta mínimamente mantener el flujo que yo le pido, pero nada importante. Me quedo un rato intentando descifrar el ordenador de alquiler y hasta que me doy cuenta que la profundidad está en pies y no en metros. Cagada #11, tenía que haberlo mirado antes. Mi tiempo de no descompresión se reduce drásticamente a 7 minutos y hace bastante frío. Realizamos la prueba y yo puedo escribir hasta 61. No noto ningún efecto de la narcosis. De falsa sensación de seguridad nada, soy muy consciente de la cantidad de agua que tengo por encima y de los problemas que puedo tener. El frío y el agua son los que dificultan mi escritura.

Al terminar la prueba aviso a Aitor que estoy a 100 bar y comenzamos el lento ascenso explorando las grietas de la pared. Vamos realizando paradas y el ascenso se hace largo. A unos 10m aviso a Aitor de que me quedan 50 bar. Bea me hace señas de que ascienda lentamente a su altura porque voy subiendo y bajando por falta de control de flotabilidad, cagada #12. Al llegar a 5m, donde se encuentra la botella de emergencia, el ordenador me marca la parada de seguridad. Aitor va comprobando nuestro suministro y a Bosco y a mí nos ordena usar el equipo de emergencia por seguridad. Cuando cumplo el tiempo y subimos todos Bea me comenta mis dos principales errores. La cagada #13 consiste en no haberle avisado a ella de mi consumo y la cagada #14 en suponer que siendo una buceadora experta ella va a estar bien en todo momento.

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